Reflexión sobre Escuelas en Pastoral
Provincia Cristo Rey
Ámbito académico.
Quisiera compartir que al
inicio, cuando escuché el término “escuelas en pastoral”, no terminaba de
comprender su significado y me surgieron muchas interrogantes
como: qué estoy entendiendo por pastoral, qué nos caracterizaría como centros
en pastoral y cuál es la diferencia respecto a lo que hacemos ahora, cómo se
organiza un centro en pastoral y quiénes son los encargados de dinamizarlo,
entre otras inquietudes.
Luego, analizando
detenidamente el término, he podido comprender que pastoral es la acción que como
cuerpo-comunidad-iglesia realizamos con un fin evangelizador. De esta manera, entiendo
que si nos llamamos centros en pastoral, lo que significa en realidad es que
todo lo que hacemos en la escuela tiene una finalidad evangelizadora.
Lo anterior es coherente con
lo que la Compañía de Santa Teresa de Jesús describe respecto a la misión
educativa teresiana:
“Evangelizamos
como educadoras. Un
modo específico de evangelizar
desde nuestro ser educadoras: la educación es mediación carismática en nuestro
servicio al Reino. Educamos promoviendo procesos personales y comunitarios
de acuerdo al itinerario teresiano para que las personas descubran el
proyecto de Dios en sus vidas, desarrollen sus capacidades y sean agentes de
transformación social. Nos comprometemos en los distintos campos
apostólicos con la promoción de la libertad, la paz y la justicia. Cultivamos
el amor como actitud pedagógica y fomentamos la dimensión comunitaria
mediante relaciones solidarias y fraternas” (Const. STJ, 2006, Cap. 4,
N0.29)
Ahora bien, si entendemos
que evangelizar significa anunciar la
buena noticia de Jesús y su mensaje del
Reino hoy, también comprenderemos que todo lo que hacemos en la escuela teresiana
ha de ser acción pastoral, es decir, evangelio, anuncio. Esto implica que la concepción
de ser humano y sociedad reflejada en nuestro modelo educativo, el enfoque
pedagógico y curricular, los valores que profesamos, los espacios
extracurriculares, toda práctica dentro y fuera del aula, las políticas que implementamos, el modo en que gestionamos y nos
relacionamos, debe estar impregnado de Jesús y todo lo que con su vida, su
Palabra y su ejemplo nos enseñó. De esta manera, se puede afirmar que todas
las personas que de alguna forma incidimos en la escuela, somos responsables de
la acción pastoral. Por tanto, en el ambiente de
la escuela debería expresarse este talante evangelizador.
Por supuesto, lo anterior
supone un gran desafío; se trata no sólo de conocer
el mensaje de Jesús, sus valores, las opciones que realizó, sino y sobre todo
amarle y vivir una nueva vida en Él con alegría y sencillez. Procurar ser
verdaderos testigos suyos y evangelizar desde los propios actos y forma de
vida.
A continuación, quisiera
destacar algunos puntos que me parecen relevantes en cuanto a lo que podría
caracterizarnos como centros en pastoral y lo que por el contrario, considero nos
distanciaría de esta realidad.
Un Centro en pastoral se caracteriza por…
|
Un Centro en Pastoral no se caracteriza por…
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·
La dirección, la
gestión, el enfoque pedagógico y toda la acción de la escuela está impregnada
de la fuerza y vitalidad del Evangelio. La acción pastoral es responsabilidad
de todos y todas.
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·
La dirección, la
gestión, lo pedagógico y la pastoral, funcionan como fuerzas paralelas, no
confluyentes. La acción pastoral es asunto de unos pocos: los y las docentes
de educación en la fe y responsables de pastoral.
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·
Cristo es el Centro
de todo el quehacer. Toda la actividad escolar se articula desde Él.
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·
El centro del
quehacer son los saberes y actividades
académicas, culturales y deportivas; aunque también, al menos en la escuela
católica, visualizamos las actividades pastorales. Esto último muchas veces
como un anexo añadido al quehacer de la institución.
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·
La escuela colabora
en el proyecto de Dios para la persona humana, promoviendo que los
estudiantes desarrollen todas sus potencialidades. Se procura una formación
integral de calidad para la plena realización y liberación de las personas,
desde y para la realidad en la que viven. Se despierta en ellas una clara
conciencia de sus capacidades y habilidades para participar en la resolución
de problemas del entorno.
|
·
La escuela es un
espacio para transmisión de saberes y desarrollo de conocimientos,
frecuentemente fragmentados y de orden académico, cuya utilidad comienza y
termina en la escuela misma. Por tanto, no contribuye al desarrollo pleno,
realización y liberación de las personas; ni una clara conciencia de sus
potencialidades que les mueva a participar en la solución de problemas del
entorno.
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·
Se fomenta la
interioridad siempre, como clave para vivir en profundidad; encontrarse
consigo mismo, con Dios y salir al encuentro de los demás. El desarrollo de
la interioridad le permite descubrir el sentido de su existencia, trascender
y responder a Dios de manera personal.
|
·
Se tienen
experiencias puntuales de interioridad que no favorecen la profundización y dinamización
de su ser interior, ni le disponen al encuentro. Los jóvenes no siempre
tienen claro el sentido de su existencia, ni siquiera de su actividad (sea
cual sea) en la escuela.
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·
Promueve el diálogo
entre la fe y la vida para la transformación social. Lee los acontecimientos de hoy a la luz del
Evangelio y forma en la conciencia crítica, la solidaridad y la búsqueda de
la justicia.
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·
Faltan experiencias
que articulen la fe y la vida, que les hagan sentirse interpelados por la
realidad en la que viven, les mueva a preguntarse y actuar a la luz del
Evangelio. Poco desarrollo de la conciencia crítica. Generalmente los y las estudiantes son
consumidores pasivos de contenidos (incluso de orden religioso) muchas veces
descontextualizados.
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·
La escuela es un
espacio de encuentro, donde se forja la nueva ciudadanía democrática y
fraterna, un mundo más humano, que siente con el otro, en un ambiente animado
por el espíritu evangélico. El Reino no es algo a lo que se aspira, o de lo
que simplemente se habla para convencer a otros, sino que se vive.
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·
La escuela no siempre
es un espacio de encuentro. Por el contrario, frecuentemente es un espacio de
desencuentro, con prevalencia de un currículo oculto que maneja las
relaciones en dos planos: el aparente y el real. Se perciben grandes
incoherencia e inconsistencias entre los fines de la escuela confesionalmente
católica y la práctica.
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Ahora bien, en la práctica me
parece que aún no terminamos de comprender todo esto, o si lo comprendemos, aún
no se percibe claramente en lo cotidiano. Considero que nos falta claridad para
sentirnos todos y todas responsables de la acción evangelizadora. Generalmente,
dejamos la acción pastoral en manos de unas pocas personas y frecuentemente,
vemos agendas cargadas de una serie de actividades pastorales a cargo
normalmente de un equipo local que incluye a docentes de educación en la fe y
responsables de pastoral (más recientemente a coordinadoras/es). Estas personas
organizan actividades celebrativas, sacramentales, retiros, proyección social u
otros, procurando que los y las estudiantes tengan alguna experiencia de Dios.
Sin embargo, estas actividades se siguen viendo en general de manera paralela y
no siempre confluyente a toda la vida académica, cultural y deportiva de la
escuela.
Creo que algunos de los
retos más grandes que tenemos como provincia para ser centros en pastoral son los
siguientes:
·
Fortalecer la vivencia y formación integral
de nuestros docentes como agentes claves de evangelización. Hemos hecho un camino
muy enriquecedor con la acción – reflexión- acción y el estudio de nuestro
modelo educativo en cada colegio. No obstante, aún queda bastante camino por
recorrer, sobre todo en cuanto a ir conectando todo el quehacer y la propia
práctica y el modo de estar y relacionarse con el sentido de ser agentes de
evangelización.
·
Procurar que las aulas (aunque no solamente) sean
espacios de evangelización. Procurar que las aulas sean verdaderos espacios de
encuentro para convivir en un clima de motivación, respeto a las diferencias y
donde se asuma la diversidad como riqueza, de modo que preparen al estudiante
para saber convivir en democracia. Se ha hecho camino cambiando los espacios del
aula hacia ambientes más cooperativos y se han implementado metodologías que
favorecen la interacción y las relaciones de colaboración. No obstante, aún nos
faltan esfuerzos para lograr aulas verdaderamente inclusivas, que de verdad
respeten las diferencias sobre todo en los ritmos y formas de aprender y para
aprovechar cada situación que se presente en el aula como una oportunidad educativa-pastoral.
·
Mayor énfasis en un desarrollo de capacidades
de los y las estudiantes que favorezca su desarrollo integral y les ayude a
sentir que pueden aportar en la solución de problemas de su entorno. Aún
tenemos en la práctica un currículo bastante cargado de contenidos más bien de
tipo conceptual. De este modo, no siempre se hacen procesos para que los
estudiantes desarrollen capacidades integrales y transferibles a diversas
situaciones problemáticas.
·
Ser conscientes de que el camino de fe que
queremos hacer con nuestros estudiantes tiene que estar presente en el currículo
y expresarse también en nuestras relaciones. En relación con este punto, valoro
que vamos dando pasos importantes, ya que estamos procurando que el nuevo currículo,
actualmente en su fase de diseño, sea un verdadero instrumento mediador coherente
con los fines educativos que tenemos, con los rasgos y características que
queremos desarrollar en nuestros estudiantes y con el tipo de sociedad que queremos
construir.
·
Un diálogo más profundo entre la fe y la vida
que despierte más la conciencia social y el compromiso con la paz, la justicia
y la transformación. Los y las estudiantes tienen experiencias puntuales
orientadas a esto; sin embargo, hacen falta más esfuerzos para que no se vean
como actividades impulsadas por el equipo de pastoral del centro, sino que esta
conciencia y compromiso sea transversal a todas las áreas.
Hasta acá los comentarios por el momento, aunque he de decir que pronto iniciaremos una reflexión
directamente vinculada con la transformación que estamos haciendo a nivel de
currículo, donde tocaremos este tema con mayor profundidad.
Provincia Cristo Rey. Ámbito
académico.
30 de junio de 2017
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