viernes, 30 de junio de 2017

ESCUELAS EN PASTORAL

Reflexión sobre Escuelas en Pastoral
Provincia Cristo Rey
Ámbito académico.
Quisiera compartir que al inicio, cuando escuché el término “escuelas en pastoral”, no terminaba de comprender su significado y me surgieron muchas   interrogantes como: qué estoy entendiendo por pastoral, qué nos caracterizaría como centros en pastoral y cuál es la diferencia respecto a lo que hacemos ahora, cómo se organiza un centro en pastoral y quiénes son los encargados de dinamizarlo, entre otras inquietudes.
Luego, analizando detenidamente el término, he podido comprender que pastoral es la acción que como cuerpo-comunidad-iglesia realizamos con un fin evangelizador. De esta manera, entiendo que si nos llamamos centros en pastoral, lo que significa en realidad es que todo lo que hacemos en la escuela tiene una finalidad evangelizadora.

Lo anterior es coherente con lo que la Compañía de Santa Teresa de Jesús describe respecto a la misión educativa teresiana:

“Evangelizamos como educadoras. Un modo específico de evangelizar desde nuestro ser educadoras: la educación es mediación carismática en nuestro servicio al Reino. Educamos promoviendo procesos personales y comunitarios de acuerdo al itinerario teresiano para que las personas descubran el proyecto de Dios en sus vidas, desarrollen sus capacidades y sean agentes de transformación social. Nos comprometemos en los distintos campos apostólicos con la promoción de la libertad, la paz y la justicia. Cultivamos el amor como actitud pedagógica y fomentamos la dimensión comunitaria mediante relaciones solidarias y fraternas” (Const. STJ, 2006, Cap. 4, N0.29)

Ahora bien, si entendemos que evangelizar significa anunciar la  buena noticia de Jesús y su mensaje del Reino hoy, también comprenderemos que todo lo que hacemos en la escuela teresiana ha de ser acción pastoral, es decir, evangelio, anuncio. Esto implica que la concepción de ser humano y sociedad reflejada en nuestro modelo educativo, el enfoque pedagógico y curricular, los valores que profesamos, los espacios extracurriculares, toda práctica dentro y fuera del aula, las políticas que implementamos, el modo en que gestionamos y nos relacionamos, debe estar impregnado de Jesús y todo lo que con su vida, su Palabra y su ejemplo nos enseñó. De esta manera, se puede afirmar que todas las personas que de alguna forma incidimos en la escuela, somos responsables de la acción pastoral. Por tanto, en el ambiente de la escuela debería expresarse este talante evangelizador.

Por supuesto, lo anterior supone un gran desafío; se trata no sólo de conocer el mensaje de Jesús, sus valores, las opciones que realizó, sino y sobre todo amarle y vivir una nueva vida en Él con alegría y sencillez. Procurar ser verdaderos testigos suyos y evangelizar desde los propios actos y forma de vida.


A continuación, quisiera destacar algunos puntos que me parecen relevantes en cuanto a lo que podría caracterizarnos como centros en pastoral y lo que por el contrario, considero nos distanciaría de esta realidad.

Un Centro en pastoral se caracteriza por…
Un Centro en Pastoral no se caracteriza por…
·         La dirección, la gestión, el enfoque pedagógico y toda la acción de la escuela está impregnada de la fuerza y vitalidad del Evangelio. La acción pastoral es responsabilidad de todos y todas.
·         La dirección, la gestión, lo pedagógico y la pastoral, funcionan como fuerzas paralelas, no confluyentes. La acción pastoral es asunto de unos pocos: los y las docentes de educación en la fe y responsables de pastoral.
·         Cristo es el Centro de todo el quehacer. Toda la actividad escolar se articula desde Él.
·         El centro del quehacer son los saberes y  actividades académicas, culturales y deportivas; aunque también, al menos en la escuela católica, visualizamos las actividades pastorales. Esto último muchas veces como un anexo añadido al quehacer de la institución.
·         La escuela colabora en el proyecto de Dios para la persona humana, promoviendo que los estudiantes desarrollen todas sus potencialidades. Se procura una formación integral de calidad para la plena realización y liberación de las personas, desde y para la realidad en la que viven. Se despierta en ellas una clara conciencia de sus capacidades y habilidades para participar en la resolución de problemas del entorno.
·         La escuela es un espacio para transmisión de saberes y desarrollo de conocimientos, frecuentemente fragmentados y de orden académico, cuya utilidad comienza y termina en la escuela misma. Por tanto, no contribuye al desarrollo pleno, realización y liberación de las personas; ni una clara conciencia de sus potencialidades que les mueva a participar en la solución de problemas del entorno.
·         Se fomenta la interioridad siempre, como clave para vivir en profundidad; encontrarse consigo mismo, con Dios y salir al encuentro de los demás. El desarrollo de la interioridad le permite descubrir el sentido de su existencia, trascender y responder a Dios de manera personal.
·         Se tienen experiencias puntuales de interioridad que no favorecen la profundización y dinamización de su ser interior, ni le disponen al encuentro. Los jóvenes no siempre tienen claro el sentido de su existencia, ni siquiera de su actividad (sea cual sea) en la escuela.
·         Promueve el diálogo entre la fe y la vida para la transformación social.  Lee los acontecimientos de hoy a la luz del Evangelio y forma en la conciencia crítica, la solidaridad y la búsqueda de la justicia.
·         Faltan experiencias que articulen la fe y la vida, que les hagan sentirse interpelados por la realidad en la que viven, les mueva a preguntarse y actuar a la luz del Evangelio. Poco desarrollo de la conciencia crítica.  Generalmente los y las estudiantes son consumidores pasivos de contenidos (incluso de orden religioso) muchas veces descontextualizados.
·         La escuela es un espacio de encuentro, donde se forja la nueva ciudadanía democrática y fraterna, un mundo más humano, que siente con el otro, en un ambiente animado por el espíritu evangélico. El Reino no es algo a lo que se aspira, o de lo que simplemente se habla para convencer a otros, sino que se vive.
·         La escuela no siempre es un espacio de encuentro. Por el contrario, frecuentemente es un espacio de desencuentro, con prevalencia de un currículo oculto que maneja las relaciones en dos planos: el aparente y el real. Se perciben grandes incoherencia e inconsistencias entre los fines de la escuela confesionalmente católica y la práctica.

Ahora bien, en la práctica me parece que aún no terminamos de comprender todo esto, o si lo comprendemos, aún no se percibe claramente en lo cotidiano. Considero que nos falta claridad para sentirnos todos y todas responsables de la acción evangelizadora. Generalmente, dejamos la acción pastoral en manos de unas pocas personas y frecuentemente, vemos agendas cargadas de una serie de actividades pastorales a cargo normalmente de un equipo local que incluye a docentes de educación en la fe y responsables de pastoral (más recientemente a coordinadoras/es). Estas personas organizan actividades celebrativas, sacramentales, retiros, proyección social u otros, procurando que los y las estudiantes tengan alguna experiencia de Dios. Sin embargo, estas actividades se siguen viendo en general de manera paralela y no siempre confluyente a toda la vida académica, cultural y deportiva de la escuela.

Creo que algunos de los retos más grandes que tenemos como provincia  para ser centros en pastoral son los siguientes:

·         Fortalecer la vivencia y formación integral de nuestros docentes como agentes claves de evangelización. Hemos hecho un camino muy enriquecedor con la acción – reflexión- acción y el estudio de nuestro modelo educativo en cada colegio. No obstante, aún queda bastante camino por recorrer, sobre todo en cuanto a ir conectando todo el quehacer y la propia práctica y el modo de estar y relacionarse con el sentido de ser agentes de evangelización.

·         Procurar que las aulas (aunque no solamente) sean espacios de evangelización. Procurar que las aulas sean verdaderos espacios de encuentro para convivir en un clima de motivación, respeto a las diferencias y donde se asuma la diversidad como riqueza, de modo que preparen al estudiante para saber convivir en democracia. Se ha hecho camino cambiando los espacios del aula hacia ambientes más cooperativos y se han implementado metodologías que favorecen la interacción y las relaciones de colaboración. No obstante, aún nos faltan esfuerzos para lograr aulas verdaderamente inclusivas, que de verdad respeten las diferencias sobre todo en los ritmos y formas de aprender y para aprovechar cada situación que se presente en el aula como una oportunidad educativa-pastoral.

·         Mayor énfasis en un desarrollo de capacidades de los y las estudiantes que favorezca su desarrollo integral y les ayude a sentir que pueden aportar en la solución de problemas de su entorno. Aún tenemos en la práctica un currículo bastante cargado de contenidos más bien de tipo conceptual. De este modo, no siempre se hacen procesos para que los estudiantes desarrollen capacidades integrales y transferibles a diversas situaciones problemáticas.

·         Ser conscientes de que el camino de fe que queremos hacer con nuestros estudiantes tiene que estar presente en el currículo y expresarse también en nuestras relaciones. En relación con este punto, valoro que vamos dando pasos importantes, ya que estamos procurando que el nuevo currículo, actualmente en su fase de diseño, sea un verdadero instrumento mediador coherente con los fines educativos que tenemos, con los rasgos y características que queremos desarrollar en nuestros estudiantes y con el tipo de sociedad que queremos construir.   

·         Un diálogo más profundo entre la fe y la vida que despierte más la conciencia social y el compromiso con la paz, la justicia y la transformación. Los y las estudiantes tienen experiencias puntuales orientadas a esto; sin embargo, hacen falta más esfuerzos para que no se vean como actividades impulsadas por el equipo de pastoral del centro, sino que esta conciencia y compromiso sea transversal a todas las áreas.

Hasta acá los comentarios por el momento, aunque he de decir que pronto iniciaremos una reflexión directamente vinculada con la transformación que estamos haciendo a nivel de currículo, donde tocaremos este tema con mayor profundidad.

Provincia Cristo Rey. Ámbito académico.

30 de junio de 2017

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